Suenan las campanas con su tétrica marcha fúnebre en este día gris y húmedo. La llovizna quiso acompañarte en este último paseo por las calles de tu ciudad. Crees haber andado toda la noche pidiendo auxilio, crees haber haber escapado de tu peor pesadilla, crees que no estás muerto sólo porque no viste túnel ni luz alguna, ni nada que se asemejara a aquellas patrañas que te contaron aquellos que jamás vislumbraron el autentico rostro de la muerte. Sigues empapado de sangre y con esa mueca de pánico desdibujada, sigues con los ojos en blanco y con esa sobredosis de ansiedad que las circunstancias te inyectaron vena a vena, pero sigues ahí, observándolo todo, mirando con incredulidad cada paso de aquellos que con tristeza te acompañan. Oyes los gemidos desgarrados de tu madre, emitidos desde las entrañas, retorciendo el cordón umbilical de aquella que te dio la vida; puedes oírlos de manera tan brutal que se te clavan en la sien como cuchillos afilados golpeando cada uno de tus poros. Pululas muy atrás de la comitiva, como queriendo dejar espacio, como intentando desvincularte de ella, como si aquello no fuera contigo; siempre te gustaron los protagonismos y ahora huyes de la escena rezando a un dios que siempre ignoraste, rogándole que termine cuanto antes esta pesadilla real que tú mismo diseñaste.

Cuatro rosas negras sobre tu ataúd barnizado, cuatro lágrimas serenas se depositan en cada una de ellas mientras la suave llovizna enfurece derramando desde lo alto todo un torrente de suspiros amargos. Resbalan recorriendo todo el féretro las gotas, dejando tras de sí regueros que se hacen camino hasta calar tus huesos.

Una fuerza centrífuga parece absorberlo todo; das vueltas a velocidad de vértigo mientras la escena se va haciendo cada vez más pequeña, más diminuta, más lejana en el tiempo y en el espacio. Te desintegras colisionando contra un cosmos que parece haber dejado de estar hecho a tu medida. Sales disparado estallando en mil pedazos, fundiéndote con la lluvia que moja la tierra, que empapa tu rostro, que muere contigo.

10 beduinos en el desierto:

Bonita la forma, y preciso el fondo, pero tan así, tan oscuro, tan gris, como esas cuatro rosas negras sobre el ataud barnizado...
No es otoñal, es invernal.
Un beso

¡Que Triste y Tetrica la Entrada de hoy Ruth...que Funebre y nunca mejor dicho!...¡Nunca quisiera tener que perder así ni de ninguna otra forma claro,...a ningún Ser Querido...!
A pesar de todo, como siempre, admiro tu facilidad para escribir y para inventar historias desde otros puntos de vista... ¡eres una Buena Escritora!
Besos

Me ha gustado Ruth, y no por la tristeza de tu relato, sino por la forma de contarlo.

Un beso.

Triste, oscuro, lúgubre y fúnebre...Un último paseo en comitiva...parece uno de mis paseos por la playa jejeje. La lluvia me inspira otras cosas pero si también muere...es que está muy difunto el tema...mal asunto
Bésix

Gracias Diego por tu visita y por tus halagos, siempre tan bien recibidos. Celebro que te haya gustado.

Besos.

Gracias Mariaje, aunque no soy escritora ni por asomo, trato de aprender, de experimentar, y esto es lo que sale. Celebro que te guste.

Besos.

Gracias Adelaida, me halagas.

Besos.

Calvin, te deseo de todo corazón que esos paseos por la playa, tristes y solitarios, los hagas algú día no muy lejano, con el amor de tu vida. Aunque ya sé que tú de eso no quieres ni oir hablar jajaja.

Besitos guapo.

Pero ninguno se ha dado cuenta que este post tiene un nexo de unión con el anterior? En fin...leer por leer.
Grandísimo relato, pero eso ya te lo he dicho

Pues ya ves Lein, parece que no jijiji....

En fin, seguimos adelante con nuevas ideas y eso es lo fundamental no???

Besos guapo.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/