¿Qué significa seguir a Cristo?






A menudo me hago esta clase de preguntas, y reflexiono sobre toda mi trayectoria en aras de conseguir este propósito. Desde mi experiencia personal he encontrado, y muchas veces participado, de diversas formas de seguir a Cristo y sentirse un cristiano en plenitud; y quizás lo que más me ha llamado la atención de todos mis escarceos con diferentes grupos cristianos, era que cada cual me mostraba un modo distinto para conseguir mi propósito. Con todo ello, muchas veces, lo único que conseguí es llenar mi viejo cuaderno de viaje de normas y preceptos, de obligaciones "sagradas", y de tantas exigencias, que hacían que mi atención se centrara única y exclusivamente en esos cumplimientos, alejándome irremediablemente, de mi propósito original.
Pasados lo años, después de haberme despojado de las muchas cadenas que había enlazado fuertemente a mi ser, sigo casi sin tener respuesta a esta pregunta, pero por lo menos ahora me centro en lo realmente importante, en lo primordial para poder empezar de nuevo una vez más: En Cristo. Sólo conociendo a Cristo, sintiendo como Cristo, observando como Cristo, empatizando con Cristo, es posible intentar ese acercamiento. Todo lo demás, para mí, es solo paja, que hace que la búsqueda en profundidad se vea dificultada.
A partir de esa base, de buscar la empatía con Cristo, me surgen un sinfín de preguntas nuevas, que hacen que cada gesto se vea sometido a reflexión. A menudo trato de encontrar su presencia a través de otras personas, pero curiosamente siempre lo encuentro reflejado en personas que sufren, o que conviven en circunstancias desfavorables; en personas vulnerables. Y me sigo preguntando por qué soy incapaz de verle reflejado en otro tipo de personas, con vidas estables y cómodas.
Voy siguiendo mi propósito, y mientras lo voy siguiendo me voy transformando, voy cambiando formas de pensar, actitudes o conductas, voy re-descubriendo un nuevo "yo" que grita con fuerza dentro de mi ser, y que hace que todo a mi alrededor se tambalee. Quizá llegó la hora de destruir mi templo de Salomón para ofrecer un nuevo habitáculo a Dios, un corazón humilde y sencillo para que su luz pueda llegar a brillar en él y con ello alumbrar nuevos caminos.

El sistema financiero, a nivel mundial, está en crisis. No sé si alguien no se ha enterado todavía. A diario, las noticias de todas partes del mundo nos alertan de ello. Corren ríos de tinta hablando de lo mismo. Déficit, inflacción, desaceleración, son palabras que han entrado a formar parte de nuestro vocabulario cotidiano. Incluso hay quien pretende lucrarse utilizando estos términos como base de sus exposiciones; porque ya se sabe: " a mal tiempo, buena cara" y "no hay mal que por bien no venga". Vayas donde vayas, al supermercado, a la librería, a la frutería o al banco, pareciera que todos nos hemos vuelto, de la noche a la mañana, eruditos del tema: crisis y más crisis. Pero yo sigo pensando que ha sido el "egoísmo capitalista" el que nos ha llevado a esta crisis, pues son precisamente éstos, los propios capitalistas, quienes no la están padeciendo. Paradojas de la vida. Hemos visto como algunos de los principales bancos estadounidenses y europeos iban a la quiebra, y como los gobiernos y las grandes potencias les inyectaban liquidez para salvaguardarlos.
Algo es sabido por todos: Si Estados Unidos estornuda, Europa entera se resfría. Si Wall Street cierra a la baja, nuestra bolsa se derrumba; y así sucesivamente, eslabón tras eslabón, en esta gran cadena que es nuestra sociedad. Y en el último de estos eslabones, el de siempre, el ciudadano de a pie. Y yo me pregunto ¿Cómo será la crisis de este ciudadano? El precio de casi todo ha subido, las hipotecas no cesan en el mismo empeño y el desempleo va al alza. Proliferan los carteles de "se vende o alquila" y son muchos los negocios que acaban cerrando. Estamos pagando, entre otras cosas, el "boom" de la construcción de hace quince años. Y si te paras a pensar, todos los oficios dependendientes, de una u otra forma, de la construcción, albañiles, fontaneros, electricistas, la industria del mueble, el acero, y un largo etcétera, ven menguar su trabajo progresivamente. Es curioso, gastamos menos, pero no por ello ahorramos más. Y yo, sigo viendo las noticias y me pregunto, si es que no pasará nada más importante en el mundo, o es que lo demás carece de interés.
Ahora nos escandalizamos por la crisis mundial, pero resulta que el mundo entero ya hece mucho tiempo que padece una gran crisis: crisis en los valores éticos y morales, crisis en la realidad de los jóvenes, crisis en las relaciones personales, ciris interculturales, y en definitiva, una crisis existencial que abarca todas y cada una de las áreas del Ser Humano. Quizá estas crisis no interesen, pues lo fundamental es la gran crisis, la crisis absoluta, la supercrisis, la madre de todas las crisis: "¿El crack financiero de 1929 reproducido en 2009?
El mayor problema que uno puede tener, es no reconocer que lo tiene, pues es evidente que dinero hay para todo menos para lo realmente importante. Se destinan miles de millones de dólares para salvar un banco, y sin embargo, no hay dinero para las instituciones educativas, proyectos sociales, sanidad pública, para tantas y tantas necesidades culturales y sociales que se quedan en el papel.


Este es un espacio dedicado a todos aquellos que quieran emprender un viaje a través del desierto interior; un espacio en el que poder expresarse libremente, intercambiar ideas y opiniones, y con el cual espero aprender mucho. A través de él, intentaré expresar todas mis reflexiones, mis sentimientos, mis luchas internas, mis victorias y mis fracasos.
A todo aquel que sienta esa llamada del desierto, le invito a compartir el camino.



El desierto, esa parte de nuestro planeta casi olvidada. Palabra con la que nos referimos coloquialmente hablando cuando queremos expresar que algo se nos hace pesado, monótono o aburrido.
Sin embargo, el desierto es mucho más que dunas de arena y oasis lejanos; pero para ver y entender el diserto hay que saber mirarlo arrancándose los ojos de la simpleza, sólo así se puede captar su enorme belleza, sólo así se puede sentir su llamada. Para mí, el desierto es ese lugar donde te encuentras a ti mismo, lejos de todo lo confortable que te rodea, donde te puedes mirar cara a cara, donde encontrar reflejada la profundidad de tu alma, porque en el fondo, cada uno lleva su propio desierto, y son muchas las veces en la vida en las que nos vemos forzados a enfrentarnos a él.
Yo llegué a mi desierto hace unos meses, con las manos vacías y la mochila descargada, para intentar partir de cero. A penas empecé a transitar por él, pero aunque es cierto que se hace fatigoso el avanzar , me voy sorprendiendo de cada descubrimiento que hallo en el camino, descubrimientos profundos que me llevan a una confrontación constante que me hacen pensar y reflexionar, y que en definitiva, me invitan a seguir avanzando.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/