La mirada profunda es aquella que no sólo mira, sin que observa y consigue ver que hay detrás de aquellas cosas, situaciones, personas, problemáticas, que tanto le llamana la atención. Es una mirada que se afana en descubrir lo que a simple vista se le escapa, es por ello que es una mirada inquieta, inconformista, muchas veces impertinente, y demasiadas veces peca de idealista; es a su vez una mirada soñadora y sobretodo es una mirada de esperanza. En múltiples ocasiones esa mirada consigue un feedbak doloroso; el entorno le devuelve la visión de las injusticias y el sufrimiento ajeno, pero necesariamente, cuando uno utiliza la mirada profunda tiene que asumir lo que ve, y no quedarse solamente mirando, como espectador, la escena de la vida ajena, sino participar de ella, comprometerse con ella, y tener una clara predisposición de ayuda. Es una mirada que utiliza la empatía para expresarse, porque la empatía es el requisito indispensable a la hora de ofrecer ayuda. La mirada profunda huye de lo obvio, para colarse de puntillas en las otras dimensiones de lo que observa. Es una mirada que se maravilla con facilidad; pero ante todo es una mirada que pertenece a un cuerpo, porque tras la mirada profunda van los brazos acogedores, la mano que agarra, las piernas que no dejan de avanzar, la boca que denuncia y los oídos que saben la diferencia existente entre el verbo oír y el verbo escuchar.

Con esto, quiero abrir una serie de artículos encaminados a describir lo que la mirada profunda va hallando en su camino; sin exigencias ni calendarios, porque esa mirada sólo abre su boca cuando realmente tiene algo que decir. Los artículos versaran de temáticas independientes unas de otras, una vez pueden ser denuncias de injusticias, otras pueden describir situaciones o personas y en cambio otras pueden describir paisajes que sobrecogieron a dicha mirada o escenas de la vida cotidiana. Como se puede ver, un abanico abierto de posibilidades en las que la mirada silenciosa y callada decide expresarse.

VAS A PARIR FELICIDAD:

Vas a parir felicidad
yo te lo anuncio tierra virgen
tras resecarte dividida
y no hallar nada que te alivie
como un abono inesperado
absorberás la sangre humilde

vas a parir felicidad
en un futuro que no existe
vas a parir felicidad
mientras en huertos imposibles
la limpia baba de dios padre
cae como diluvio triste

vas a parir felicidad
yo te lo anuncio tierra virgen
después de hundirte surco a surco
y como vieja tumba abrirte
después de alzarte como un hongo
y deslumbrarnos como un cíclope

vas a parir felicidad
y no habrá almas disponibles
vas a parir felicidad
como una bendición horrible
y nadie habrá de recogerla
en un futuro que no existe.




Alex tiene ocho años y poco más de un metro de estatura, pero desde su limitada perspectiva del mundo ya es capaz de pensar, razonar y comunicar de un modo que a muchos de nosotros, que nos llamamos adultos, nos dejaría boquiabiertos.

A penas le he visto tres o cuatro veces, pero eso no ha sido impedimento para que sepa y me interese por su vida. Desde la primera vez que le vi, contaba entonces con seis años, ya hubo algo que me cautivó en él, la sociabilidad que presentaba, aunque vergonzosamente escondida, su mirada franca e inocente y su sonrisa. En la iglesia le suelen llamar “el niño de la eterna sonrisa”.

Hace poco más de un año que perdió a su padre, víctima de una leucemia galopante, y lejos de esconderse en su mundo, de aislarse o de mostrar una eterna tristeza, lo afrontó con una entereza asombrosa, que cualquiera de nosotros quizá no hubiésemos sabido mostrar.

A Alex le gusta el arte, le encanta pintar y tocar la guitarra; plasma su mundo en cada cuadro que pincela en el taller de su tío, al cual adora y utiliza como referente paterno, ni que decir tiene que a su tío se le cae la baba con él y se ilumina su mirada cada vez que me cuenta las peripecias del niño de sus ojos. Le encanta Van Gogh, me comentaba, y se interesa por su vida y experiencias. Pasa muchos ratos escuchando a Vivaldi, concretamente, las cuatro estaciones. También juega Baloncesto.

Esa ternura y sensibilidad que muestra ahora seguramente la vida trate de arrebatársela, pero pienso que el fondo de la persona, el cómo se va construyendo desde los primeros años de vida, es algo que, pase lo que pase, siempre está ahí, aunque sea muy en el fondo, y que las vivencias, los desengaños y las experiencias que nos hacen madurar tanto, nunca son capaces de arrebatarnos el color de nuestros sueños; quizás si la parte superficial del lienzo, pero más adentro se conserva impoluto. Es algo que Alejandro va a llevar siempre consigo. Los que le conocen más dicen que es idéntico a su padre, y si es así, estoy convencida de que va a ser una gran persona, porque su padre lo era; siempre haciendo gala de esa humildad de la que tanto carece nuestro mundo.

Hace poco pusieron en su ciudad un mercado medieval y Alex se empeñó en comprarse lo que decían ser una pulsera para “llamar a los ángeles”. Su tío le preguntó por qué se había comprado esa pulsera, y él, con esa naturalidad que le caracteriza, le contestó:
“jo, tío, mi padre es un ángel, yo solo tengo que hacer sonar la pulsera y él viene; no importa que no le vea, se que está a mi lado”.

Quizá estas palabras que suenan tan sensibleras a nadie le digan nada, pero a mí me estremecen igual que a su tío, que sé que se le saltaron las lágrimas. Como estas hay tantas respuestas de Alejandro que nos hacen estremecer y os puedo asegurar que cuando se pone con orgullo su traje de monaguillo, adquiere una presencia angelical.

Su personalidad me atrapa sin medida, tanto que no puedo más que compartirla con vosotros.




Desde mi océano interior navego a la deriva por mares que nunca llegan a la playa, absorbiendo ríos caudalosos que se desbordan, que arrastran tras de sí aquellos valles frondosos con los que siempre soñé. Y ahora que flotan sobre el agua aquellos troncos de árboles robustos, aquellos pétalos de las más exquisitas flores, aquellos destellos de estrellas y lunas que acariciaban una vida que nunca tuve, ahora, me siento libre. Refugiada en una tabla de salvamento sigo estando donde siempre, en mi mar, en mi océano, pero sin que esto me perturbe, sin tener que gritar con todas mis fuerzas para que alguien se percate de mi presencia, sin esa necesidad de agradar y no ofender a nadie. !Todo cambió! Y ya no abro las puertas de mi vida con miedo y temblor, ahora las abro a portazos, y ya no me quedo en el umbral con voz tímida preguntando si hay alguien al otro lado una y otra vez, hasta que al fin, afónica, decido retroceder. Ahora grito y muy fuerte; si hay alguien ahí dentro tendrá que oírme y si no obtengo respuesta me marcho; sin pena ni culpa, sin distorsiones de la realidad, sin miedo ni cobardía. Solamente cierro con cautela y sigo mi camino. Me quedan muchas puertas por abrir; en algunas solo encontraré reverberado el eco de mi voz, en otras algunas arañas tejiendo sus telas, en otras quizá restos de que alguien estuvo allí en otro tiempo, y en pocas, muy pocas, -esto está más que asumido-, hallaré tesoros con los que adornar mi vida.
Ahora, debo aprender a no aferrarme a dichos tesoros, porque sé que moraré en ellos por un tiempo, pero la eternidad no existe en el mundo terrenal, sólo es cuestión de saber, de entender, que mi vida no termina detrás de ninguna puerta, que debo seguir adelante, que puedo regocijarme en lo hallado hasta la saciedad, pero que en algún momento tendré que seguir transitando por mi interminable pasillo de puertas grandes.

“Las injusticias se multiplican, las desigualdades se agravan, la ignorancia crece, la miseria se expande. La misma esquizofrénica humanidad, capaz de enviar instrumentos a un planeta para estudiar la composición de sus rocas, asiste indiferente a la muerte de millones de personas a causa del hambre. Se llega más fácilmente a Marte, que nuestro semejante”
José Saramago


“Hace muchos, muchos años, estuve allí, en tu seno. En ese mar tranquilo y confortable de tus secretos. Sumergido en el manantial que da forma a la vida.
Y como frágil marioneta vine al mundo, movido por los hilos de tu amor incondicional. Ese amor que acompaña y guía mis pasos, a veces inciertos, y que me conduce por esta senda maravillosa que es la vida:


¡Gracias mamá por hacerme existir!”


(Dedicado a las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, porque desgraciadamente, ellas ya no tienen quien les dedique bellos gestos el Dia de la Madre).


De vuelta de uno de mis tantos viajes virtuales por la "World Wide Web", a través de la cual voy investigando aquellas tantas cosas que me intrigan y a veces llenan de estupor; llego aquí, a mi desierto, para emular de algún modo "El Grito" de Munch, convirtiéndolo en un grito de "basta ya" interno, que haga levantar el polvo de la sútil arena de este desierto.

Por esa sed que me hace no parar de asomarme a ventanas virtuales muy diversas, hoy di con un coockboock virtual de mujeres cristianas, y como no pude dejar de seguir tirando del hilo a ver qué más cosas "interesantísimas" hacían estas señoras para consagrar su vida a Cristo, encontré otros grupos similares que se dedican a hacer macramé, punto de cruz, incluso a vender tarros de cristal con recetas de cocina en su interior.

Y no digo yo que estas actividades no me parezcan dignas, ni mucho menos lúdicas, que sí pueden serlo. Pero estas cosas me hacen preguntarme cuál es el papel de la mujer dentro de los grupos cristianos. Pues acaso ¿no da la sensación de que sólo son un colectivo al que tener entretenido, como pensando que mientras hacen estas cosas no se preguntan o inquieren por otras? Y aquí no quiero abrir el eterno debate entre hombres y mujeres, entre otras cosas porque ellas, parecen muy a gusto con sus tareas dominicales; conformes con el papel que están interpretando; incluso se anuncian de forma muy entusiasta y optimista.
No es cuestión de echarle la culpa a nadie, solo quiero mostrar una observación interna, de la cual saco la conclusión de que los estereotipos de género siguen vigentes por muchos siglos que pasen, y tanto o más dentro del camino del cristianismo. Y aquí ambas partes tienen su responsabilidad, la persona o institución que los aplica, como la que los acepta tal cual.
Por otra parte me admira la sutileza con la que es llevada esta discriminación aceptada, porque muchas veces nos escandalizamos del papel de la mujer en otras religiones como el Islam, y luego una observa y piensa de que modo tan sutil se sigue perpetuando el estereotipo de género, en el que la mujer parece ser un simple florero al que regar de vez en cuando, y en el peor de los casos, dichas flores son de plástico.

En la última parada de mi viaje me adentré en los estudios bíblicos para mujeres cristianas, también on line, y leyendo los foros pude atisbar los rasgos de fundamentalismo que envuelven a la moderadora; otra cosa que me hizo llevarme las manos a la cabeza, al pensar friamente el daño que puede ocasionar una doctrina fundamentalista con Biblia en mano.

Y me pregunto dónde están esas mujeres con sed identica a la mía, con esperanzas de trascender de sí mismas; con aspiraciones, con ganas de entender, de aprender de ir más allá de lo común, más allá de lo que la norma nos dicte....................
Gracias a Dios, encontré a algunas en el camino, pero sinceramente, escasean tanto, que se ven obligadas a gritar muy fuerte (al igual que el cuadro de Munch), para que alguien repare en ellas.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

Datos personales

Mi foto
Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/