¿Qué significa seguir a Cristo?
A menudo me hago esta clase de preguntas, y reflexiono sobre toda mi trayectoria en aras de conseguir este propósito. Desde mi experiencia personal he encontrado, y muchas veces participado, de diversas formas de seguir a Cristo y sentirse un cristiano en plenitud; y quizás lo que más me ha llamado la atención de todos mis escarceos con diferentes grupos cristianos, era que cada cual me mostraba un modo distinto para conseguir mi propósito. Con todo ello, muchas veces, lo único que conseguí es llenar mi viejo cuaderno de viaje de normas y preceptos, de obligaciones "sagradas", y de tantas exigencias, que hacían que mi atención se centrara única y exclusivamente en esos cumplimientos, alejándome irremediablemente, de mi propósito original.
Pasados lo años, después de haberme despojado de las muchas cadenas que había enlazado fuertemente a mi ser, sigo casi sin tener respuesta a esta pregunta, pero por lo menos ahora me centro en lo realmente importante, en lo primordial para poder empezar de nuevo una vez más: En Cristo. Sólo conociendo a Cristo, sintiendo como Cristo, observando como Cristo, empatizando con Cristo, es posible intentar ese acercamiento. Todo lo demás, para mí, es solo paja, que hace que la búsqueda en profundidad se vea dificultada.
A partir de esa base, de buscar la empatía con Cristo, me surgen un sinfín de preguntas nuevas, que hacen que cada gesto se vea sometido a reflexión. A menudo trato de encontrar su presencia a través de otras personas, pero curiosamente siempre lo encuentro reflejado en personas que sufren, o que conviven en circunstancias desfavorables; en personas vulnerables. Y me sigo preguntando por qué soy incapaz de verle reflejado en otro tipo de personas, con vidas estables y cómodas.
Voy siguiendo mi propósito, y mientras lo voy siguiendo me voy transformando, voy cambiando formas de pensar, actitudes o conductas, voy re-descubriendo un nuevo "yo" que grita con fuerza dentro de mi ser, y que hace que todo a mi alrededor se tambalee. Quizá llegó la hora de destruir mi templo de Salomón para ofrecer un nuevo habitáculo a Dios, un corazón humilde y sencillo para que su luz pueda llegar a brillar en él y con ello alumbrar nuevos caminos.
0 beduinos en el desierto:
Publicar un comentario