Ahora que te observo perdido y distraído con las flores del jardín, me llaman susurrantes con su inconfundible eco, invadiendo mi mente esos recuerdos que quisiera haber retenido en el tiempo a sabiendas, de que no es posible frenar el movimiento de la propia evolución. Y aunque los médicos digan que ya se acerca el final y que pronto dejaré de estar aquí compartiendo como siempre nuestras vidas, sé que pase lo que pase jamás nada ni nadie podrá arrebatarme esos recuerdos, esas imágenes que nítidas a través del tiempo, siempre han formado el elenco de mis momentos felices.

La primera vez que alguien me habló de tu existencia me invadió la felicidad y a la vez el temor; ese temor a no estar a la altura de las expectativas, a no saber cómo actuar, a una responsabilidad inesperada, y en definitiva una vez más, el temor a lo desconocido.

La primera vez que escuché tu llanto, me invadió un torrente de felicidad que hizo que un mar de emociones y sentimientos se desbordara, convirtiéndose en sendos torrentes que se deslizaban por mi rostro; ambos llorábamos al unísono, mientras alguien te depositaba sobre mí para sentir esa primera vez de tenerte entre mis brazos.

La primera vez que mis ojos contemplaron los tuyos supe que la espera había merecido la pena. Fue el momento mágico en que dos vidas quedan unidas la una a la otra más allá de la propia existencia; hasta en la eternidad.

La primera vez que me buscaste intentando orientar tus primeros instintos, vencido por tus propios estímulos, me hiciste sentir la persona más especial del universo, y con ello sentir que era la persona más importante en la vida de alguien.

La primera vez que te dormiste en mi regazo, pude sentir tu respiración acompasada y relajada, como nunca antes había sentido.

La primera vez que tu mano se acercó a la mía, y que con tu inmensa fragilidad te agarrabas a mí del mismo modo como te agarrabas a la vida, sentí el mayor estremecimiento de los que hasta el momento pude haber vivido.

La primera vez que tu boca se acercó a mis pechos buscando alimento, me sentí una vez más la persona más feliz del universo. ¡Qué extraña sensación aquella!, ¡qué mágico regalo de la naturaleza!

La primera vez que escuché tu risa los cielos se abrieron para mí mostrándome la más bella melodía jamás escuchada.

La primera vez que enfermaste creí que se me iba la vida; sigo siendo incapaz de verte sufrir.

La primera vez que me llamaste, que de tus labios salieron esas pocas palabras, sentí que el universo dejaba de girar, que todo se detenía por un instante para magnificar aquel primer momento único e irrepetible de nuestras vidas.
Y desde entonces, supe que nos esperaban mil primeras veces más que vivir y a las que aferrarse.

Ahora que estás en el umbral de la puerta de la cocina, con tus cabellos rubios alborotados y con esa sonrisa franca y limpia, vuelves a hacerme feliz en medio de mi angustia. Depositas con sigilo esas amapolas rojas que robaste de nuestro jardín y que sabes que tanto me apasionan; y siento que mi vida aunque se apague y marche seguirá latiendo dentro de tu corazón, porque ambos formamos una sola vida…
Ruth: 10/01/10

12 beduinos en el desierto:

Ruth, Excelente entrada de las Mil Primeras veces que ¡Ojalá se multipliquen por 2, por 3,...por 10, infinitas Veces más...!, y espero que esa parte tragica y triste que dejas entrever del final de la vida, quede sólo en el papel y en este relato fruto de la Imaginación y sólo lo Bueno sea Real como la Vida Misma.
Un Abrazo y Muchos Besos

Precioso homenaje a un hijo, sólo teniéndolo uno es capaz de comprender los sentimientos que describes (si no lo tienes, has hecho un magnífico trabajo al relatarlos) Como mariaje, espero que el final solo sea parte del relato. Un abrazo Ruth!

Querida Mariaje, claro que todo es ciencia ficción, ni me estoy muriendo (gracias a Dios), ni tengo hijos, supongo que ya llegarán algún día.

Besos corazón.

Querida Andrea siempre un placer recibirte en mi desierto.
Como ya le he dicho a Mariaje, no tengo hijos, pero imagino todas esas sensaciones que deben ser indescritibles y maravillosas, ¿se me estará despertando el instinto maternal??? jejeje.

Besitos.

A ver si es verdad, que se te despierta el instinto maternal, que yo ya tengo ganas de ser PAPA.

Para el que no lo sepa, soy su marido.

¡Uf, que alegría llegar a un lugar con tanta luz...!

Y esto mismo es lo que destacaría de este hermoso texto: su luz, la alegría que transmite, las ganas de vivir que contiene, la maravillosa vitalidad del ser humano que entinta su sentir...

Y así, leyendo, el poso que me queda es un poso de alegría y orgullo por el ser que palpita, lucha, sufre, se levanta y construye ese hermoso oasis en medio de este duro -pero bello- desierto.

Un gran abrazo, querida amiga. ¡Y que siga la función...!

Ayyyy Ferri, Ferri......... ufffff, he dicho que a lo mejor se está despertando, no que esté despierto, todo a su tiempo.

Bessets,t`estime.

Mi querido Suri, siempre sacando la parte positiva de todos mis textos, eres genial. Gracias por tus palabras, siempre tan complacientes y tan bien recibidas por mi parte.

Besos guapo.

Buf! vaya porquería...(Mejor así ??) jajaja. En serio ya sabes lo que pienso

Lein me gustaba más el otro, pero en fin, tú mismo.

Muaxxxx

Siempre me lío en tu blog jajajaja Te dejé el comentario en el post anterior...jajaja que fuerte
Sorry
Bésix con calva colorada de vergüenza

Será porque en esta plantilla los comentarios están arriba en vez de abajo.
Últimamente se te pone la calva colorada muy amenudo ¿es un nuevo sistema de calefacción?? jejeje.

Besos guapo.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/