Coger aquel tren se había convertido en lo más importante de mi vida; aquella extraña somnolencia poco habitual en mí, a la que me había entregado horas antes hacía peligrar todo mi mundo, había esperado tantos largos y tediosos años a que ese peculiar tren se detuviera por escasos segundos en esta ciudad inhóspita, que no podía permitirme el lujo de que se marchara sin mí. Las agujas del reloj que durante todo este tiempo había contemplado pasando lentamente y derramando sus inútiles horas, ahora extrañamente habían tomado una vertiginosa velocidad, marcando segundos y minutos que corrían contra mí, mientras observaba el reloj girar y girar enloquecido.

Salí a la calle todavía oscura, pero como siempre repleta de seres inertes que dormitaban en cada una de sus esquinas. Los niños del parque seguían petrificados en sus columpios balanceándose a merced del viento, con sus pequeños ojos cerrados, las madres en su monótono ritual sentadas en los bancos con sus cabezas agachadas y sus miradas ancladas en la tierra infértil. Los bares seguían llenos de personas en estado de shock sumidos en la narcolepsia total, inmersos en sus mundos carentes de pensamientos, sin voluntad y vencidos por la epidemia que parecía maldecir aquel lugar.

Seguía corriendo a través de calles donde la cuesta abajo se convertía en callejuela empinada por la que me constaba ascender, mientras las luces de las aceras se apagaban en el momento justo en que necesitaba que me alumbrasen, para luego volverse a encender tras de mí. No entendía que extraño efecto estaba teniendo aquella cuidad sobre mí, se me escapaba el por qué aquellos parajes no querían dejarme marchar, no entendía que con todo lo que había maldecido sus lugares y sus gentes no me facilitara ahora mi marcha en la búsqueda real del significado de mi vida, y que esa tierra, y esas calles y esas aceras, se comportara ahora como madre parturienta incapaz de seperarse de su hijo maldito. Atónito contemplaba todo aquel paisaje en mi huida, sin llegar a comprender su sentido ni significado.

Mis pies ligeros empezaban a pesar cada vez más, las fuerzas parecían diluirse por mis brazos para escaparse por la punta de los dedos, la voluntad, tan fortalecida durante todos aquellos años, parecía dispuesta a abandonarme justo cuando más la necesitaba, y la buscaba en mi interior desesperadamente mientras los interrogantes de lo vivido azotaban mi cuerpo de manera gradual.

Del cielo empezaron a desprenderse unas minúsculas gotas que presagiaban el llanto al que el firmamento iba a entregarse. La mágica sensación de la lluvia sobre mi cara pareció despertar los sentidos que habían decidido abandonarse a aquel sueño infinito y mortal que tanto me había costado apartar de mi vida mientras todos los demás se rendían a sus pies. Agradecí la bendita lluvia purificante que ya me bañaba hasta calar mis huesos.

Corrí aún más en busca de aquel tren del cual había perdido las coordenadas exactas, corrí enloquecidamente como si fuese lo último sensato que haría en mi vida, corrí hasta que mis pies parecieron volar por un asfalto polvoriento del cual quería escapar y que parecía lleno de grasa de motor que me adhería al suelo del que quería huir. Y vi el tren en movimiento, lo vi ecplisándome por su belleza, lo vi fundiéndose en los caminos de hierro, pero no sabía a ciencia cierta si llegaba o se marchaba, y corría tras él aún a sabiendas que de haber partido ya nunca pararía, y llegando a golpearlo con toda mi fuerza, con toda mi rabia, porque en él se escondían mis sueños e ilusiones, mi vida lejos de la cuidad dormida.............


Unos intensos pitidos anunciaron el cierre de las puertas mecánicas tras de mí.
Ruth: 24/01/10

8 beduinos en el desierto:

Que Hermoso Relato, no sé que tienen tus Relatos que siempre me siento identificada con lo que dicen en algún momento...y en este caso la verdad me siento muy identificada con la protagonista -ó el protagonista- en ese deseo de coger ese Tren que me lleve hacía otro lugar donde mi vida alcance más sentido que en mi ciudad...
¡Enhorabuena Ruth y Feliz Domingo!
Besos

BUENOS DIASSSSSSS AMIGA QUE BONITO RELATO UN GUSTO LEERTE, ESPERO ESTES GENIALLL. QUE TENGAS UN BUEN DOMINGO Y UNA EXCELENTE SEMANAAAAAAAA
CHRISSS

Querida Mariaje, celebro que te guste, ya veremos que da de sí este extraño viaje y esta extraña búsqueda.

Gracias siempre por tu fidelidad a mis escritos.

Besos.

Chrisss, me alegra verte por aquí.

Que tengas una feliz semana.

Besos.

Wow!!! Intenso comienzo, al parecer el viaje es muy importante por las ansias que se desprenden del relato.
Besos

Celebro que te guste Lein. Todavía está en proceso, pero las ideas se van incubando a fuego lento.

Besos.

Caray que comienzo...bueno ha cogido el tren...seguimos
Bésix

Sí seguimos a ver que pasa eh???

Besos Calvin y gracias nuevamente por dejar tu huella sobre la arena de este desierto.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/