Podría ser esta plaza de Segovia, junto al acueducto, aquella en la que cogiste mi mano, en que arqueaste las cejas, en que deslizaste tu brazo para rodear mi cintura. Podría ser fácilmente éste, el decorado en que me besaste por primera vez lanzándome de cabeza y sin salvavidas a ese mar de sentimientos y emociones, de deseos, de locura casi invisible por el que navego desde entonces.
Digo podría, porque bien sabemos que exactamente no era así, ni ese punto nuestro lugar ni tan siquiera nuestro momento; pero bien poco importa el escenario exterior cuando una emoción o un sentimiento hacen que todo alrededor se pinte de forma diferente y se ilumine como esa plaza al atardecer. Aún siento aquellas tímidas y frágiles gotas de lluvia mojando nuestros rostros mientras era arrastrada por el mar de tu boca, mientras nuestros dedos jugueteaban entrelazados en medio de la nada o del todo, mientras tus brazos protectores contenían mi respiración y mi cuerpo se delizaba por el tuyo, desafiando las leyes de la Matemática al corroborar de forma inaudita que uno más uno sólo producían un uno mayor, distanciado de un dos estático y carente de dinamismo, que era el resultado de nuestros cuerpos separados.
Hubo etapas en las que creí ahogarme y perecer en medio de ese inmenso mar de sentimientos y emociones, desconocido hasta aquel instante para mí; pero entonces tú te convertiste en el mayor salvavidas para dar sentido y significado a ese beso, en aquella plaza al caer la tarde.
Han pasado cincuenta años, y el ocaso de nuestras vidas, más cerca que lejos, nos marca la pauta del camino a seguir, entre callejas que se pierden por ese acueducto que contiene la esencia de nuestra vida, de nuestras idas y venidas, de nuestros encuentros y desencuentros, de nuestras certezas e incertidumbres. Cojo tu mano como aquella primera vez y seguimos el camino, este camino que nos lleva por la senda segura de nuestro corazón; atrás quedaron aquellos intentos locos por buscar otras formas y otros cuerpos en los que sólo conseguimos la certeza de que estábamos hechos el uno para el otro.

18 beduinos en el desierto:

Me encanta la parte final. Es cuando el amor se hace mayor, y no en años, sino en madurez y serenidad.
Es la aceptción, la irrevocable certeza de que volverías a pasar la vida con la misma persona, con sus defectos, sus virtudes, sus enfados y los tuyos...

Ruth me Encanta esta Historia tan Bella del Beso y del Amor que en definitiva es de lo que se trata ¿NO?. Me encanta también el cambio que has hecho en la Imagen de tu Blog, me ha sorprendido...
Un Fuerte Abrazo y Besos

Si es lo que yo digo...
Que para un beso, mejor la











































...penumbra.
Eso es; un beso.

Dice Galeano que: "...somos todos mortales hasta el primer beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa".
Un abrazo, Ruth

Como lo pinta nuestro interior nadie lo sabe, y no importa el escenario, sino la forma de sentirnos protagonistas....


ABrazos...

Bellísimo texto. No se puede decir nada más de eso que expones. Intenso, emocionante, cierto. Un regalo.
Un beso.
Diego

P.S. Me gusta la nueva imagen.

Gracias Adelaida, has dao en el clavo en eso de la madurez.

Besos.

Mariaje gracias como siempre, me gusta que te guste la reforma del pisito.

Muchos besos.

Otro




Beso








para tí jose.

Pues mira tú que yo no lo sabía Lubi, pero en fín ya no podré decir que no lo sepa.

Besos querido amigo.

Eso es Erik, poco importa todo lo demás cuando los sentimientos marcan.

Besos.

Gracias Diego, vamos experimentando para expandirnos.

Besos amigo.

Qué bonita y significativa la frase final, me encantó, lo dice todo. Genial la nueva imagen, y la barra lateral se ve perfectamente. Un beso!

Gracias Andrea, celebro que te guste.

Un beso.

¡Bien bueno, amiga! ¡Esto es literatura!

Y la imagen inicial invita a la lectura. Realmente apuntala el amibiente que creas con tu palabras.

Un verdadero placer este retrato

Un gran abrazo.

Gracias Suri, celebro que te haya gustado.

Besos mi querido trovador.

hola Ruth, te saludo desde Buenos Aires, que calidez encuentro aqui, me encanta como escribis.
Con tu permiso pasare con mas tiempo para seguir hurgando en tus palabras...que pareces susurrarnos en voz baja, con complicidad.
:)
un abrazote y hasta pronto!!!!

Bienvenida Carina, aquí también hay una duna para ti.
Gracias por tus hermosas palabras. A ti también te dedico la banderita del lateral, me apasiona tu país.
Pasaré a visitarte prontito.
Besos.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

Datos personales

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Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/