Muchas veces en el afán de seguir mis sueños, mis objetivos o mis metas, acabo transitando caminos que no me correspondían; caminos de los que no poseo ni una mínima guía o ruta de viaje, caminos en los que acabo perdiéndome, desorientada; adentrada en un frondoso bosque, de esos que al caer la noche las sombras lo cubren todo y te sientes poseido por el temor y por esa extraña sensación de miedo a lo desconocido. Caminos que parecían diseñados para recorrerlos en grupo, pero que una vez más, acabo sola y perdida en medio de ellos. Caminos donde se pierde el camino y caminos cuyo fin no es más que un callejón sin salida.

Otras tantas veces me sucede que me quedo ensimismada con algún precioso árbol que deleita mi mirada con sus maravillosos e exquisitos frutos; los cuales soy incapaz de alcanzar, pero aún así, me pierdo observando, descifrando cada uno de sus recovecos, haciendo que pierda de vista el frondoso bosque, el camino en sí, la belleza conjunta del paisaje o el horizonte que pretendo alcanzar.


No hay un único camino, ni una única ruta que me lleve al lugar que deseo, sino que es una multitud de caminos que se difurcan unos en otros, que me abren un abanico de posibilidades; no existe el camino ideal, el directo, sino muchos pequeños senderos que me van conduciendo hacia algo más, que me van adentrando unos en otros y que me ofrecen la posibilidad de elegir por cual quiero transitar. Y aunque muchas veces hierre el camino o elija la opción menos adecuada para mis posibilidades, y aunque no pueda dar marcha atrás por no tener un camino prefijado; sí encuentro nuevas posibilidades de enderezar el camino, nuevos senderos que se van abriendo misteriosos a ambos lados del camino común.


Y sigo........... sigo transitando caminos, senderos y rutas que muchos prefieren dejar de transitar, y sigo sin necesidad de plantar mi tienda de campaña permanente; sigo sin buscar el sedentarismo cuan nómada de un desierto incierto, pero apasionante.

8 beduinos en el desierto:

los caminos deberían tener por propósito conducirnos a algún destino deseable, pero muchas veces resulta ser más deseable el camino mismo que el destino. ¡Qué bueno poder disfrutar del camino tanto como del lugar al que se quiere llegar ¿no?!
Siga nomás transitando caminos, senderos y rutas, pero no se olvide que es bueno sospechar de ciertos rumbos.
Un abrazo

Esos caminos -deceneas, centenas, miriadas...- que se giran se revuelven... que se separan y se vuelven a juntar... que nos aceleran y nos retardan... esos caminos son como las huellas digitales del alma, las que nos hacen únicos y singulares... las que nos procuran la alegría de la autenticidad.

Uno no se pierde en sus caminos... realmente se encuentra en ellos a sí mismo...

Decir que he vivido es decir que recorrí los surcos de mi alma, que me perdí en mis senderos, que desesperé, que dudé... y que -al final- reconocí lo que siempre había tenido delante: la vida... mi vida...

Todo está bien... nada sobra... nada falta...

Cada etapa de la vida nos enseña cosas nuevas, tienes razón...

Y tenemos que avanzar en el camino.

Pero hay algo con lo que nacemos y que, lamentablemente, vamos perdiendo con los años: la capacidad de asombro.

Mientras vamos llenando nuestra mente con conceptos y esquemas, ya nada nos parece nuevo ni emocionante, como cuando somos niños y el mundo entero es un maravilloso descubrimiento continuo; y cada experiencia es una aventura que vivimos sin miedo alguno...

Y así adquirimos posturas frente a la vida, pensamientos que consideramos "propios" y esquemas en base a los cuales reaccionamos...

Yo concuerdo en todo lo que has expuesto, pero me atrevo a decir que deberíamos desaprender un poco... Darnos la oportunidad de flexibilizar nuestros esquemas mentales, aquello que "hemos aprendido con los años" y que a veces no es más que una barrera infranqueable para acceder a otros tipos de comprensión de la vida y del mundo.

Recuperar la capacidad de asombro y vaciarnos de las certidumbres para que la vida nos vuelva a sorprender.

Es como esa parábola del té: un discípulo llega donde un maestro a aprender y este comienza a verter té en una taza previamente llena hasta el borde, lo cual hace, obviamente, que el líquido se desparrama.
Cuando el discípulo le pregunta al maestro el motivo de su acción, él le contesta que no podrá enseñarle nada a menos que antes vacíe su interior, pues si está lleno, sus enseñanzas no tendrán lugar y será conocimiento desperdiciado.

Pero siempre acumulamos... Dentro y fuera. Y no concebimos la idea de vaciarnos para ir por la vida ligeros, abiertos de corazón, fluyendo hacia nuevas experiencias. Lamentablemente casi nunca aprendemos, solo vivimos interpretándolo todo en base a experiencias previas o ideas preconcebidas.

Debemos volver a ser niños siempre.. en el alma, obviamente.

Sí Lubi, ahí está la esencia, disfrutar tanto del camino como de la meta.

Abrazos.

"""Uno no se pierde en sus caminos... realmente se encuentra en ellos a sí mismo...""""

Preciosa frase Suri.

Besos.

Querido Ferrán, como bien sabes yo todavía no he perdido mi capacidad de asombro, espero no perderla nunca, y para ello no hay que quedarse cómodo con lo que se conoce y se sabe, sino estar en constante proceso de expansión, de enseñanza y de aprendizaje.

En cuanto a la parábola del te, me vienen algunas dudas, ¿acaso la capacidad cognitiva es finita? Sin lugar a dudas hay que aprender a desaprender; pero en cuanto a la capacidad del ser humano me parece que si se quiere no tiene límite, que puede llegar a ser infinita.

T`estime.

Seguimos!!!! Yo también transito caminos, solo que a veces olvido hacia dónde voy, no te ha pasado? un saludo compi, ya te estoy extrañando!

Si Gusmar, seguro que me pasó más de una vez.

Gracias por tu cariño, ya sabes en cierto modo seguimos haciendo camino.

Besos.

Si no me vas a leer no hace falta que te pongas en la lista...

Datos personales

Mi foto
Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea, es mejor que no pensar....... HIPATIA DE ALEJANDRIA

GRACIAS JOSE ALFONSO

A Ruth Carlino (Viajando al desierto) .6 de Septiembre .Festividad de Ntra. Sra. de las Viñas .

"Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Se paga al nacer, peaje
y todo es peregrinaje,
cada cual con su bagaje
en pos del cierto accidente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Trenet de feria es la vida.
Bien a la vuelta o en la ida,
sobre raíles se olvida
que no es cierto lo aparente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Llega el otro y marcha el uno.
El de acá es más oportunoque el de allá,
no habiendo alguno.
Todo igual es diferente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente.

Quién soy yo; por dónde voy;
cuál será mi destino hoy,
me pregunto, por qué estoy
si al estar, vivo en pendiente.

Percibo que, de repente,
conmigo viaja la gente".

Jose Alfonso.
http://callejadelahoguera.blogspot.com/